Encuadernación

rústica
Las encuadernaciones en rústica o tapa blanda pueden ser de varios tipos:
Rústica fresada o encolada a la americana: Se hace un taco con las hojas que forman el libro o la revista alzadas en orden, se fresa el lomo, se encola y se pega la cubierta. Es el tipo de encuadernación más barata, y con suficiente calidad para los libros de menos de 500 páginas, ya que por encima se corre el riesgo de que con el uso la cola se desgaje y se desprendan las páginas.
Rústica PUR: Siguiendo el mismo procedimiento que la rústica fresada, se utiliza otro tipo de cola de mayor densidad y resistencia que sujeta con más firmeza las hojas, consiguiendo una mayor duración de la encuadernación del libro o revista. Este tipo de encuadernación tiene la consistencia de la rústica cosida.
Rústica cosida: Se cosen los pliegos, uniéndolos entre sí en bloque según la paginación del libro o revista, y se aplica cola caliente para unirlos junto a la portada. Este tipo de encuadernación es el que queda más resistente de las rústicas y el que ofrece mayor calidad. Consecuentemente, también es el más caro de los tipos de encuadernación en rústica. Su mayor diferencia con la encuadernación en tapa dura o cartoné, es lógicamente la menor resistencia de la cubierta (papel grueso o cartón flexible) comparada con la de tapa (cartón rígido forrado con papel, tela, piel, etc.).

Tapa dura al cromo
Cuando se habla de encuadernación de calidad siempre se habla de la tapa dura, ya que da al libro un acabado inigualable y una duración también mucho mayor. De todas formas conviene diferenciar la antigua tapa dura, que consistía en recubrir un cartón con tela o guaflex y posteriormente estampar un título en oro, de lo que es un moderno libro con tapa dura al cromo.
Básicamente consiste en imprimir cualquier motivo que se le ocurra al autor, laminarlo en brillo o mate y posteriormente recubrir el cartón con este papel, con lo que se consigue la solidez de la tapa dura, con la espectacularidad de la impresión a color.
El gran problema de la tapa dura es que se necesita hacer muchos ajustes antes de poder encuadernar los libros, de ahí que se desperdicien muchos ejemplares en este proceso, por eso casi nadie quiere aplicar esta encuadernación a tiradas cortas y cuando se hace hay que cobrar un precio mucho mayor por unidad que en una tirada de 500 o 1000.
Para completar la encuadernación y que no se vea el cartón en el interior del libro, se forra con una hoja llamada guarda, y que puede ser blanca, de color o impresa. Cada vez más diseñadores hacen uso de las guardas como complemento del diseño de libro.
Para tapa dura se puede elegir tanto el pegado como el cosido para el interior del libro. En este sentido hay que destacar que si se desea un lomo redondo, será imprescindible que el libro vaya cosido, ya que no se podrá pegar el lomo del interior al de la cubierta, como sí ocurre en los libros con tapa dura con el lomo cuadrado

espiral
